Reina del Santísimo Rosario y Madre de todos nosotros, acudimos a ti en busca de ayuda en nuestros dolores, pruebas y necesidades. El pecado nos deja débiles e indefensos, pero la gracia divina sana y fortalece.

Te pedimos la gracia de amar a Jesús como lo amaste, de creer como creías, de esperar como esperabas; te pedimos compartir tu pureza de mente y corazón. Danos verdadero dolor por el pecado y haznos amar a las personas como tú y Jesús los amaron. Obtén para nosotros los dones del Espíritu Santo para que seamos sabios con tu sabiduría, entendamos con tu entendimiento, sepamos con tu conocimiento, prudentes con tu prudencia, pacientes con tu paciencia, valientes con tu fortaleza y anhelemos la justicia ardientemente por todos con el deseo arrollador del Sagrado Corazón de Jesús tu Hijo.

Abre nuestras mentes para que mientras rezamos el Rosario entendamos las enseñanzas del Evangelio contenidas en sus misterios.

Oramos especialmente por los miembros de la Cofradía del Rosario a quienes amamos. Ayúdalos dondequiera que estén; guíalos, cuídalos y hazlos fuertes en sus pruebas y sufrimientos. Nos une un vínculo común de gran caridad contigo y entre nosotros; mantennos fieles a tu Hijo y a tu Rosario hasta la muerte.

Intercede por las almas del Purgatorio, especialmente por los miembros de la Cofradía del Rosario que han fallecido. Que descansen en paz. Finalmente, pedimos la gracia de la perseverancia final para nosotros y nuestros seres queridos para que todos podamos reunirnos en el cielo para siempre.

Santo Domingo, tú que recibiste tanta Gracia y Fuerza a través del Rosario, ruega por nosotros. +

Imprimi Potest:
Thomas P. Raftery OP, Lect. S.Th., JCD

Nihil Obstat:
+ Paul E. Waldschmidt CSC, DD, STD

Imprimátur:
+ Cornelius M. Power, DD, JCD
Arzobispo de Portland
Marzo 30, 1979